lunes, 1 de abril de 2013

¿Qué va a ser de ti?...









Más de alguna vez le pregunté a Violeta: ¿Qué va a ser de tí?
Me miraba con sus enormes ojos profundos y enigmáticos, sonreía de lado,
como sonreía desde niña, rasgo único de inocencia perturbadora que solo en ella
podía existir.
Bebía de su copa...
-Es tarde-murmuraba entre dientes, como siempre cuando se incomodaba y buscaba la
salida de emergencia.
-¿Te llevo a casa?
-Señor Cuestionario no necesito de sus delicadezas. Sonreía.
-Me voy. X me espera.
X, siempre X ...X como su nombre, un misterio, una sombra.
Es y ha sido solo bruma, he llegado a pensar que no existe que es un invento tuyo
de tu mente infantil, anhelante de un amor dorado...
Sus ojos se humedecieron y la magia que la envolvía destelló llenando el
bar oscuro. Tomó su bolso. Besó mis labios y se fue, como siempre dejando en el
aire la esencia de lo imposible, de la pasión incomprendida, dejó el bar inundado de
su soledad disfrazada, olor a ojos negros, a incertidumbre, a no juegues con fuego
que te atrapa y no te soltará, a te va a doler y no te gustará.
Violeta, siempre Violeta, con su incansable deseo por X y X siempre loco por mi Violeta,
la flor que nunca será mía, aunque la he visto crecer, y la he regado a diario y aunque sea yo quién
la  proteja de la lluvia, de la nieve y el sol.
Violeta y su sensual andar, sus caderas en manos de X, su humedad inundando el sexo de X.
Violeta y sus sudores germinando en los labios de X...siempre X nunca yo. Porque aunque sean
mis manos, mi sexo, mis labios, mi saliva la que la cubra, siempre es X quien está entre nosotros
el que la hace gemir cuando cierra los ojos y yo muerdo su cuello, al que evoca, al que imagina
y compara con  mi manera de amarla, la forma de mi cuerpo, la textura de mis caricias
y aun ahí en mi cama en la mesa, teniéndome dentro, X no logra dispersarse de su mente...
Violeta, la eterna prohibida, Violeta y el maldito X.
Mi diosa Violeta,...